EP160 S05: Transformando tu Mentalidad con “Mindset”
Al confrontar nuestras propias actitudes e ideas, podemos desarrollar una mentalidad de crecimiento y evolucionar en todas las áreas de la vida. #AdvancedQualityPrograms #TheQualityGuy #Mindset
En su libro “Mindset”, Carol Dweck explica cómo nuestra mentalidad da forma a nuestras creencias sobre el aprendizaje, el cambio y el crecimiento. Si bien las características físicas, como la forma de nuestro cráneo o el tamaño de nuestro pie, están predeterminadas biológicamente, nuestras habilidades intelectuales y físicas, como jugar baloncesto, dibujar o resolver problemas matemáticos, pueden ser desarrolladas. Nuestra mentalidad influye en la forma en que percibimos nuestro potencial y habilidades; estas requieren tanto práctica dedicada como disposición. Por lo tanto, el papel de la mentalidad es fundamental en el proceso.
La Dra. Dweck, para entender esta predisposición, nos introduce a la mentalidad fija y la mentalidad de crecimiento. Las personas con una mentalidad fija creen que son naturalmente hábiles en algunas áreas e incapaces en otras de manera fija. Mientras que aquellos con una mentalidad de crecimiento creen que pueden desarrollar cualquier habilidad a través del esfuerzo y la perseverancia.
Las personas con una mentalidad de crecimiento continúan desarrollándose a lo largo de sus vidas, adquiriendo nuevas habilidades y participando activamente en sus capacidades. Ven la vida como un estado de cambio constante, mientras que las personas con una mentalidad fija a menudo permiten que el pensamiento rígido obstaculice su progreso. Cuando se enfrentan con un fracaso, suelen buscar excusas o culpar a los demás en lugar de mejorar. Por ejemplo, esperan el amor eterno en sus relaciones sin esforzarse lo necesario para alcanzarlo.
La Dra. Dweck explica que, para las personas con una mentalidad fija, sus habilidades están grabadas en piedra, creyendo que el talento lo es todo. Desde su perspectiva, las habilidades de una persona están predeterminadas desde su nacimiento. Una persona es, por naturaleza, inteligente y talentosa o estúpida e incompetente, y así seguirá siéndolo.
Las empresas con una cultura de mentalidad fija, como Enron y McKinsey, gastan mucho dinero en cazar talentos naturales de las universidades. Se espera que estos recién graduados mejoren inmediatamente el rendimiento de la empresa con sus habilidades excepcionales. Sin embargo, debido a que son vistos como talentosos, reciben poca capacitación y no logran crecer en sus roles. Como resultado, sus superiores a menudo se encuentran con empleados de bajo rendimiento cuestionando su talento. En consecuencia, estos son despedidos rápidamente y nunca se les da una oportunidad real. Las personas con una mentalidad fija piensan que solo pueden hacer cosas para las que son naturalmente buenos, descartando la curva de aprendizaje como una forma de mejorar y progresar. Rápidamente se juzgan a sí mismos y a los demás como buenos o malos. Asumen que los demás también los juzgan, incitándolos a tener la necesidad de demostrar lo hábiles e inteligentes que son, o su personalidad estará en juego. Un error es suficiente para ser etiquetados como incompetentes de por vida, creando un ciclo constante de búsqueda de la aprobación para proteger sus egos y su autoestima.
En el extremo opuesto, con la mentalidad de crecimiento, la mejora y el desarrollo son posibles. Cuando a los niños con una mentalidad de crecimiento se les da un rompecabezas o un problema matemático difícil de resolver, aceptan el desafío y quedan ansiosos por resolver más. Reconocen que cuantos más problemas resuelven, más aprenden. El cielo es el límite para estos niños. El grado preciso de inteligencia de hoy puede cambiar mañana. Por supuesto, sus calificaciones reflejan el grado de competencia en un momento específico, pero creen que pueden aprender con trabajo duro, dedicación y perseverancia.
Las personas con una mentalidad de crecimiento no se enfocan en obtener las mejores calificaciones o ser las mejores. Buscan la satisfacción de esforzarse por desarrollar su potencial. Ya sea en la música, los deportes, escribiendo o dibujando, practican sin descanso, sabiendo que la mejora proviene de la práctica y del aprendizaje de los fracasos. Disfrutan aprendiendo de los demás, reconsideran las estrategias del pasado y trabajan constantemente para reducir sus errores.
En las relaciones, las personas con una mentalidad de crecimiento animan a sus parejas a seguir aprendiendo y mejorando. En los deportes, se enfocan en servir al equipo. En los negocios, respetan a otros empleados, expresan gratitud por la colaboración y buscan retroalimentación honesta, incluso si es inconveniente. Ven los problemas como desafíos e invierten energía en mejorarse a sí mismos y al mundo que los rodea.
Las personas con una mentalidad fija dan prioridad a la validación y el mantenimiento de la imagen percibida, mientras que las que tienen una mentalidad de crecimiento se centran en el aprendizaje y la mejora continuos. El libro ejemplifica esto a través de las historias de Lee Iacocca y Lou Gerstner. Iacocca, inicialmente un líder con mentalidad de crecimiento, experimentó el éxito salvando a Chrysler de la bancarrota, pero luego perdió su liderazgo cuando cambió a la mentalidad fija, enfocándose en su imagen por sobre el crecimiento de la empresa. Por el contrario, el enfoque de mentalidad de crecimiento de Gerstner se mantuvo, enfatizando el trabajo en equipo, la comunicación abierta y el desarrollo de los empleados, conduciendo a un éxito significativo y duradero para IBM.
Una mentalidad fija ve los fracasos como desastres, mientras que una mentalidad de crecimiento los ve como oportunidades. Para las personas con una mentalidad fija, el fracaso tiene repercusiones dramáticas. No creen que se puede aprender de los errores y ven un solo fracaso como evidencia de su incapacidad. Para preservar la confianza en sí mismos, tienden a poner excusas, perder el interés e incluso hacer trampa. Evitan buscar ayuda o analizar las debilidades. Se ven a sí mismos como productos terminados, no como parte de un proceso continuo de evolución.
La Dra. Dweck usa el ejemplo de Michael Jordan para explicar la mentalidad de crecimiento. Durante su carrera, falló muchos tiros potencialmente ganadores del juego. En lugar de culpar a los demás, se enfocó en practicar esos tiros repetidamente. En lugar de encontrar fallas en sus compañeros, buscó formas de mejorar sus propias habilidades. Para el final de su carrera, su técnica de tiro fue la mejor contra cualquiera en la cancha. Analizaba sus errores y practicaba aún más duro cuando fallaba.
Las personas con una mentalidad fija evitan los desafíos y ven el fracaso como una amenaza a su autoestima. Creen en el talento innato y evitan situaciones que puedan exponer sus limitaciones. Este miedo al fracaso dificulta su crecimiento y les impide alcanzar su máximo potencial.
Los desafíos brindan oportunidades para que las personas con mentalidad de crecimiento tomen acciones decididas. Cuantos más contratiempos enfrentan, más decididos están a superar la adversidad y desarrollar sus habilidades. La Dra. Dweck utiliza al actor Christopher Reeve como ejemplo inspirador. Después de su trágico accidente, los médicos predijeron que quedaría completamente paralizado del cuello para abajo. Sin embargo, su mentalidad de crecimiento alimentó su determinación a desafiar las probabilidades. Por medio de un entrenamiento riguroso logró un progreso indudable, recuperando el movimiento en manos, piernas y, finalmente, toda la parte superior de su cuerpo. Al igual que Reeve, las personas con una mentalidad de crecimiento aceptan los desafíos y se esfuerzan por lograr lo que parece imposible.
Nuestra mentalidad está profundamente influenciada por los modelos a seguir que encontramos en los primeros años de vida. El desarrollo de la mentalidad comienza desde el nacimiento. Los bebés nacen con una mentalidad de crecimiento innata, con ganas de aprender y crecer cada día. Los adultos, principalmente sus padres, juegan un papel crucial en la configuración de la mentalidad de crecimiento, nutriéndola o reemplazándola por una mentalidad fija. Los padres con una mentalidad de crecimiento fomentan la curiosidad de sus hijos y apoyan su viaje de aprendizaje, mientras que aquellos con una mentalidad fija a menudo juzgan a sus hijos, etiquetándolos como buenos o malos, correctos o incorrectos.
Los maestros también sirven como modelos importantes a seguir e influyen en la mentalidad de los niños. Muchos profesores tienen una mentalidad fija, creyendo que las habilidades de los estudiantes son estáticas. Pueden etiquetar a los estudiantes como “buenos” o “débiles”, reforzando inadvertidamente una mentalidad fija. Por el contrario, los educadores con mentalidad de crecimiento creen en el potencial de mejora de sus alumnos. Ofrecen múltiples enfoques para la resolución de problemas y alientan a sus estudiantes a aceptar desafíos. Como resultado, incluso los estudiantes más débiles pueden desarrollar una mentalidad de crecimiento y lograr el éxito académico, disipando la noción de limitaciones inherentes.
Cualquiera puede cultivar una mentalidad de crecimiento y lograr lo que parece imposible. No estamos limitados por nuestras circunstancias; nuestra mentalidad está bajo nuestro control. Así como entrenamos nuestros músculos físicos, podemos entrenar nuestros cerebros para que adopten una mentalidad de crecimiento. Al tomar medidas deliberadas, podemos reconfigurar nuestros patrones de pensamiento.
Adoptar una mentalidad de crecimiento presenta una oportunidad para el crecimiento personal y la conexión con los demás. Nos anima a buscar apoyo, a reconocer nuestras deficiencias y a crear planes concretos para alcanzar nuestros objetivos. Sin embargo, pasar de una mentalidad fija a una mentalidad de crecimiento no es fácil. Una mentalidad fija puede convertirse en una zona de confort, protegiéndonos del fracaso y proporcionando una sensación de seguridad. Liberarse de esta requiere coraje y autoconciencia.
La conclusión clave de este libro, que es importante no solo para las filosofías de calidad sino para todas las áreas de la vida, es que las personas con una mentalidad fija obstruyen su propio desarrollo personal, profesional, académico y de salud, debido a su creencia en características innatas y su miedo al fracaso. Por el contrario, las personas con una mentalidad de crecimiento trabajan duro y practican para alcanzar su potencial. Al confrontar nuestras propias actitudes e ideas, podemos desarrollar una mentalidad de crecimiento y evolucionar en todas las áreas de la vida.